Sarampión, Paperas y Rubéola
SPR
El sarampión es una enfermedad viral que habitualmente se manifiesta con una erupción cutánea (manchas rojizas y sobreelevadas distribuidas en el cuerpo), fiebre alta, tos, secreción nasal y conjuntivitis. El virus del sarampión se transmite de persona a persona, a través de las secreciones respiratorias que los pacientes infectados expulsan al toser, hablar o estornudar, y por el contacto con el líquido que generan las vesículas que esta enfermedad eruptiva ocasiona.
La parotiditis, más conocida como “paperas”, es una enfermedad viral muy común en la infancia, que provoca la hinchazón de las glándulas salivales (parótidas). Suele darse con mayor frecuencia hacia el final del invierno y en primavera. El virus se transmite de persona a persona, a través de las secreciones respiratorias que los pacientes infectados expulsan al toser, hablar o estornudar, y por medio del contacto con superficies u objetos contaminados. El período de incubación de la enfermedad oscila entre 16 y 18 días, pero puede extenderse hasta 26 días. El contagio se produce de 2 a 7 días antes de que comience la inflamación de las parótidas y hasta 9 días después. Los síntomas más comunes son: malestar general, fiebre baja al principio ?que puede llegar a los 40° C durante el transcurso de la enfermedad?, dolor de cabeza, abdominal, molestia al masticar o tragar y agrandamiento de las glándulas salivales. No obstante, en el 30% de los casos transcurre sin síntomas.
La rubéola es una enfermedad viral que se contrae generalmente durante la infancia. Se manifiesta con una erupción cutánea (manchas rojizas en la cara y luego en el cuerpo), ganglios inflamados en la zona cervical y detrás de las orejas, y fiebre alta. Las formas asintomáticas son muy frecuentes. El virus de la rubéola se transmite de persona a persona, a través de las secreciones respiratorias que los pacientes infectados expulsan al toser, hablar o estornudar. También la madre infectada puede transmitirla durante el embarazo, a su hijo en gestación.
Importancia de la vacunación
El sarampión es una enfermedad infecciosa que, a pesar de que existe una vacuna desde 1963, en países subdesarrollados aún produce un elevado número de casos con complicaciones, e incluso la muerte. Las complicaciones más frecuentes son las respiratorias, como la neumonía (aparece en 1 de cada 10 niños), y las más severas son las neurológicas, como la encefalitis (presente en 1 de cada 1.000 niños con sarampión).
La parotiditis, cuando se contrae durante la juventud o en la edad adulta, puede desencadenar la inflamación de los testículos (orquitis) o de los ovarios (ooforitis), que suelen ser muy molestas.
La rubéola, cuando se adquiere durante el embarazo, principalmente en el primer trimestre, puede producir alteraciones graves en el feto y/o en el recién nacido, como retraso mental, cataratas, sordera y cardiopatía, entre otras (síndrome de rubéola congénita). Por eso, es importante que las mujeres en edad fértil y sin evidencia de tener inmunidad, se vacunen antes de quedar embarazadas, con el fin de evitar la infección durante el embarazo y las posibles complicaciones para el bebé.
La vacuna triple viral también es denominada MMR, debido a las iniciales en inglés de las enfermedades que previene (Measles, Mumps, Rubella).